🌑 Lilith y yo, en la entrada de la nueva casa

Este cuadro no es solo una imagen.
Es la puerta simbólica de mi nueva casa.
Una casa que no heredo de nadie.
Una casa que construyo desde la liberación.

He heredado linajes femeninos donde la casa era una carga:
el lugar que obligaba a quedarse,
a sostener,
a cuidar,
a olvidarse de una misma.

Mujeres que no pudieron viajar,
que no pudieron estudiar,
que no pudieron romper los patrones,
ni ser pioneras.
A ellas se les entregó una casa,
pero no se les entregó la llave de su propia vida.

Por cada una de ellas,
yo hoy trabajo con plantas, con perros, con símbolos.
Por mi abuela, la yaya, que soñaba con las matemáticas,
yo hago numerología y la convierto en forma de vida.

Este cuadro, con Lilith y conmigo caminando el universo,
es el fin de una genealogía que anclaba a través del deber.
Y el nacimiento de otra que se guía por el deseo profundo y verdadero.

Si es el precio de mi libertad,
lo pago con gratitud.
Lo pago por no haberlo entendido antes.
Lo pago por haber llegado hasta aquí.
Y sobre todo, lo pago por las que no pudieron hacerlo.

Aquí empieza mi casa.
Aquí empiezo yo.