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ISHTAR

ISHTAR

 

Llegué a esta Diosa por casualidad, o no…al igual que tu que estás leyendo esto.

La primera vez que leí sobre ella fue al investigar sobre la Epopeya de Enkidu y Gilgamesh, en la que aparece. La segunda vez, que es esta en la que recojo esta información, fue investigando entre las relaciones en la nomenclatura de la zona de Mesopotamia y el euskera.

Ishtar, representada como veremos por la estrella de 8 puntas, me resultó muy familiar con el nombre que «estrella» tiene en euskera: Izar.

Ishtar era hija de Sin (dios lunar) o de Anu. En virtud de ser hija de aquel, era la dama bélica; como descendiente de éste, el exponente del amor, la licenciosidad y la intemperancia, y la violencia caprichosa hasta el extremo.

También tiene un carácter astral, ya que personifica a varios astros: Venus y las estrellas reunidas en constelaciones. En el período acadio era, junto con Sin (su padre) e Samash (su hermano), miembro de la «Tríada de dioses con relaciones celestes».

La tendencia a centralizar los poderes del universo llevó a establecer una tríada de dioses que Nanna/Sin formaría con sus hijos, una tríada de divinidades astrales de la religión sumeria. Sus símbolos eran respectivamente, la media luna, la estrella de ocho puntas y el disco solar. Siendo así una triada de dioses con relaciones celestes, que se incorporó al panteón mesopotámico desde el Periodo Acadio (2200-2100 a. C.). 

Ishtar está asociada al planeta Venus como estrella de la mañana, y en las fronteras de Babilonia se la representa mediante una estrella de ocho puntas. También, de pie, completamente desnuda, con las manos encima del vientre, o sosteniéndose los senos, o blandiendo un arco sobre un carro tirado por leones.

En su aspecto de divinidad amorosa, Ishtar es la protectora de las prostitutas y de los amoríos extramaritales, que no tenían connotación especial en Babilonia, ya que el matrimonio era un contrato solemne que perpetuaba la familia como sostén del Estado y como generadora de riquezas, pero en el que no se hablaba de amor o de fidelidad amorosa.

Ištar no es una diosa del matrimonio, ni es una diosa madre. El matrimonio sagrado o la sacra hierogamia, que se representaba todos los años en el templo babilónico, no tiene un implicación moral ni es modelo de matrimonios terrestres, es un rito de fertilidad altamente estilizado con tonos litúrgicos.

También en la Biblia, en el libro del profeta Jeremías, se la nombra en el capítulo 44 refiriéndose a ella como La Reina del Cielo.

Como primer arquetipo psicológico de la dinámica femenina en la historia, y en contraposición a su hermana Ereškigal o a Ki, la diosa de la tierra, Ištar no se puede considerar dentro del grupo de las diosas madre, puesto que su relación con los humanos es más como inspiración para la acción vital que como refugio.​ Con este carácter, Ištar aparece en la epopeya de Gilgamesh.

Se la asocia al planeta Venus, estrella de la mañana y del anochecer. Su símbolo es una estrella de ocho puntas

El culto a Ishtar fue introducido en el reino de Judá por el rey Manasés. Inanna en la Biblia no aparece mencionada directamente, pero en el Libro de Jeremías sí se incluyen varios pasajes en los que se alude a la diosa y se le menciona como «Reina del Cielo». Igualmente, algunos poemas del Cantar de los Cantares guardan relación con el amor de Inanna y Dumuzi.

La figura de Inanna también influyó mucho en la diosa fenicia Astoreth, quien terminó llamándose Astarté y asimilándose a Ishtar. Posteriormente, el culto a Astarté fue introducido en Chipre y Citera, que daría origen a la diosa griega Afrodita y a la romana Venus.

En el mito de creación hitita Ishtar era hija del dios Kumarbi, quien tras morder los genitales de su padre, el dios Anu, quedó embarazado de sus hijos, dando a luz tiempo después a la diosa Inanna. No hace falta ser muy observador para darse cuenta que en este mito se basa el posterior mito griego contado por Hesíodo en su Teogonía en donde Cronos castra a su padre y nace Afrodita, diosa con quien posteriormente se asociará Ishtar.

Hay quien piensa que en el panteón mesopotámico Ishtar era igual de poderosa que el resto de dioses masculinos, pero que en épocas modernas fue marginada en favor de los dioses varones.

Por contra también existe la teoría de que Inanna era una figura marginal en la religión sumeria, ya que encarnaba a una mujer salvaje, libre y despegada, algo que no encajaba con el arquetipo sumerio de mujer aceptable.

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